Cada año según cifras del sector salud 1.2 millones de personas traspasan la línea de la pobreza por motivos de salud en México. Esto quiere decir que, familias que están entre la clase media y baja al tener una contingencia médica, por algún miembro de la familia, debe hacer uso de sus ahorros (si los tiene), endeudarse y vender parte o todo su patrimonio (carro, terrenos y casa), para hacer frente a los gastos derivados de su contingencia.
Y es que, “la salud no tiene precio”, pero es muy cara una buena atención oportuna. Y no es que menosprecie, la atención en hospitales y clínicas del sector público, ya que, por lo menos en Mexicali contamos con que la plantilla de los mejores médicos de los hospitales privados, también trabajan en el IMSS, ISSSTE y Hospital General. Lo que sucede es que en muchos casos, la velocidad de atención así como la disponibilidad de estudios de laboratorio, es crucial para salvar una vida y el afluente de los hospitales públicos entorpece y retrasa la atención, por lo menos con el sistema actual.
Ahora bien hablando de costos, una enfermedad o transtorno cardiaco puede en una semana alcanzar una cifra millonaria, en un hospital privado. Un accidente de cualquier tipo, en el que corra peligro la vida, requerirá transfusiones, estudios inmediatos, esto puede representar miles de pesos en tan sólo unas horas.
Ahora bien, ¿Quien cubre estos gastos? Cuando la familia tiene ahorros, son estos los primeros que se toman, después siguen las tarjetas de crédito, y por ultimo la venta de bienes (joyas, carros, terrenos y casas). Todo para que en algunos casos no sea suficiente. Este cuadro se agrava cuando la persona hospitalizada es la misma que aporta el sostén de la casa, pues se frenan también los ingresos. Y el peor de los escenarios es que aún y vendiendo todo para pagar los tratamientos, el enfermo fallece y la familia se queda en la total ruina, sin ahorros, sin propiedades, con deudas y sin el principal ingreso económico.
La solución implica un cambio cultural, ya que los mexicanos nos creemos inmortales, nunca pensamos seriamente en nuestra muerte, ni en las consecuencias que esto puede traer para nuestra familia. Por lo tanto, difícilmente pensamos en comprar un seguro de gastos médicos, seguro de vida, de protección a nuestras propiedades, no hacemos testamento y casi nunca pensamos en los gastos funerarios. Implica un cambio de pensar al considerar un seguro como un gasto necesario más que uno superfluo.
Independientemente de las razones humanitarias que se puedan tener para adquirir un seguro, mi propósito al escribir en este blog es servir de guía en aspectos económicos para la vida diaria. Así que, ¿es caro un seguro? Bueno, pues describiré un ejemplo de un seguro de gastos médicos mayores para una familia de 3 miembros, que me parece un caso muy común, aunque claro cada caso es muy particular.
Padre 35 años, madre 33 años e hijo de 4 años. Como podemos observar, ambos padres se encuentran en las edades más productivas y por lo regular en vías de construcción de su patrimonio. Un seguro de gastos médicos mayores apropiado para una familia en estas condiciones deberá ser con cobertura ilimitada ya que los riesgos también lo pueden ser, por lo tanto, si ellos contaran con un seguro proporcionado por su empresa como prestación, lo tendrían que complementar ya que usualmente estos tienen un límite de cobertura. También dado que vivimos en frontera deberá contar con cobertura de emergencias en el extranjero.
El costo total de este seguro es de entre 22,000 y 25,000 pesos anuales que si lo dividimos en gasto diario no llega a los 70 pesos. Otro tema favorable es que al estar en su etapa más productiva, esta familia paga mas impuestos y los seguros de gastos médicos son deducibles de impuestos (tema de un post posterior).
Como ya dije antes, cada caso es muy particular y la flexibilidad de este tipo de seguros hace posible una combinación de alternativas y formas de pago.
El tema es la prevención, para que hacer uso del patrimonio en caso de una contingencia, cuando tenemos herramientas para darle seguridad a nuestra familia. Los bienes NO son para remediar los males, son fruto de nuestro trabajo y esfuerzo.
Y es que, “la salud no tiene precio”, pero es muy cara una buena atención oportuna. Y no es que menosprecie, la atención en hospitales y clínicas del sector público, ya que, por lo menos en Mexicali contamos con que la plantilla de los mejores médicos de los hospitales privados, también trabajan en el IMSS, ISSSTE y Hospital General. Lo que sucede es que en muchos casos, la velocidad de atención así como la disponibilidad de estudios de laboratorio, es crucial para salvar una vida y el afluente de los hospitales públicos entorpece y retrasa la atención, por lo menos con el sistema actual.
Ahora bien hablando de costos, una enfermedad o transtorno cardiaco puede en una semana alcanzar una cifra millonaria, en un hospital privado. Un accidente de cualquier tipo, en el que corra peligro la vida, requerirá transfusiones, estudios inmediatos, esto puede representar miles de pesos en tan sólo unas horas.
Ahora bien, ¿Quien cubre estos gastos? Cuando la familia tiene ahorros, son estos los primeros que se toman, después siguen las tarjetas de crédito, y por ultimo la venta de bienes (joyas, carros, terrenos y casas). Todo para que en algunos casos no sea suficiente. Este cuadro se agrava cuando la persona hospitalizada es la misma que aporta el sostén de la casa, pues se frenan también los ingresos. Y el peor de los escenarios es que aún y vendiendo todo para pagar los tratamientos, el enfermo fallece y la familia se queda en la total ruina, sin ahorros, sin propiedades, con deudas y sin el principal ingreso económico.
La solución implica un cambio cultural, ya que los mexicanos nos creemos inmortales, nunca pensamos seriamente en nuestra muerte, ni en las consecuencias que esto puede traer para nuestra familia. Por lo tanto, difícilmente pensamos en comprar un seguro de gastos médicos, seguro de vida, de protección a nuestras propiedades, no hacemos testamento y casi nunca pensamos en los gastos funerarios. Implica un cambio de pensar al considerar un seguro como un gasto necesario más que uno superfluo.
Independientemente de las razones humanitarias que se puedan tener para adquirir un seguro, mi propósito al escribir en este blog es servir de guía en aspectos económicos para la vida diaria. Así que, ¿es caro un seguro? Bueno, pues describiré un ejemplo de un seguro de gastos médicos mayores para una familia de 3 miembros, que me parece un caso muy común, aunque claro cada caso es muy particular.
Padre 35 años, madre 33 años e hijo de 4 años. Como podemos observar, ambos padres se encuentran en las edades más productivas y por lo regular en vías de construcción de su patrimonio. Un seguro de gastos médicos mayores apropiado para una familia en estas condiciones deberá ser con cobertura ilimitada ya que los riesgos también lo pueden ser, por lo tanto, si ellos contaran con un seguro proporcionado por su empresa como prestación, lo tendrían que complementar ya que usualmente estos tienen un límite de cobertura. También dado que vivimos en frontera deberá contar con cobertura de emergencias en el extranjero.
El costo total de este seguro es de entre 22,000 y 25,000 pesos anuales que si lo dividimos en gasto diario no llega a los 70 pesos. Otro tema favorable es que al estar en su etapa más productiva, esta familia paga mas impuestos y los seguros de gastos médicos son deducibles de impuestos (tema de un post posterior).
Como ya dije antes, cada caso es muy particular y la flexibilidad de este tipo de seguros hace posible una combinación de alternativas y formas de pago.
El tema es la prevención, para que hacer uso del patrimonio en caso de una contingencia, cuando tenemos herramientas para darle seguridad a nuestra familia. Los bienes NO son para remediar los males, son fruto de nuestro trabajo y esfuerzo.
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